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Entre la niebla

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Aunque a muchos le pueda parecer una locura, la verdad es que estos días en que no se ve nada disfruto más que ningún otro. Y ojo, porque es el cuerpo el que me pide salir a practicar running.

Acostumbrado a tener que vérmelas con otras inclemencias típicas de esta ciudad (llamémosle por su nombre, el cierzo), estos días para mi gusto son perfectos. Hace frío sí, pero sales bien abrigadito y punto. El suelo suele estar mojado y en algún punto puede estar el suelo hasta helado sí, pero con ir mirando donde pisas no hay problema.

Alguno puede llegar a sentirse agobiado al correr entre la niebla. El intentar imaginar que puede ser ese bulto sospechoso que tienes delante, sí, ese que está a poco más de treinta metros justo delante, ese al que si no lo tienes a un palmo de tu cara no te das cuenta que es un... ¿una viejecilla paseando a su mini-perro, con este tiempo? joder y encima el mini-perro se ha abalanzado sobre mí y se me ha puesto a ladrar.

Correr entre la niebla es una sensación que a no todo el mundo le gusta. Sin embargo para mí, si sale un día así solo puede significar dos cosas. La primera de ellas, que al no hacer aire ya de por sí es un buen día y por tanto, salgo a correr animado. La segunda, que toca sesión de las largas. Y cuando vas a estar mucho tiempo corriendo necesitas marcarte pequeñas metas (ojo, por lo menos en mi caso): mantén este ritmo hasta la farola aquella; en esta bajadita bajo el ritmo y a recuperar; ahora una rampa larga, venga fuerte, no flojees; muy bien, ahora hasta el puente aquel; perfecto, ahora hasta el siguiente puente... que lejos se ve... buffff, venga ánimo, ahora sigue el ritmo de aquel runner...

Con niebla, la sensación de poder engañar a tu cerebro es maravillosa. La niebla te envuelve y parece que corres hacia un lugar desconocido, aunque en realidad el terreno lo conoces a la perfección. Simplemente salgo a correr, mente en blanco y a disfrutar. Será por esto por lo que al terminar la sesión no me siento tan agotado...






como se ve, en puente, y a ciertas horas de la mañana, no hay gente por la ciudad